Este año, Guatemala cumple 200 años de independencia, pero para nuestros pueblos indígenas han sido dos siglos de exclusión de la real participación en el sistema político. Este bicentenario, más que una celebración, es una oportunidad de pensar en una Guatemala diferente: un estado plurinacional con representación indigena.
Guatemala es un país pequeño pero diverso en el cual hablamos 25 idiomas, cada uno con su cultura distinta. Somos Mayas, Ladinos, Xincas, y Garifunas. La mayor parte de la población somos indígenas, pero esto no está reflejado en nuestro gobierno. Cuando hablamos de un estado plurinacional es hablar de que las propuestas que están saliendo desde nuestros pueblos originarios, es hablar de un país cuyas leyes y gobierno representan nuestra población diversa y multicultural. Cosa que no ha habido actualmente.
En 1821 cuando se firmó la independencia, nada cambió en la estructura del país y los pueblos indígenas siguieron siendo sometidos a trabajos forzados. Nos han vendido la idea que somos el tercer mundo, subdesarrollados, mientras otros países aprovechan de nuestros recursos naturales. En los años 1950s, cuando nuestro presidente promulgó una reforma para la recuperación de tierras para los campesinos, fue golpeado por los militares con el apoyo de la CIA, para que grandes corporaciones puedan seguir explotando nuestra tierra. Este golpe inició una guerra interna de 36 años donde más de 200,000 personas fueron matadas o desaparecidas, la gran mayoría personas indígenas. En 1996 firmaron los acuerdos de paz, donde prometieron derechos indígenas que no llegaron a pasar. Hoy en día los pueblos indígenas nos estamos despertando.
Me involucré dentro de mi comunidad para ser parte del cambio. Trabajo con Mercado Global, una ONG que empodera a mujeres indígenas para ser líderes a través de manejar su propia cooperativa de tejido o confección. Enseñamos temas de liderazgo, independencia financiera, emprendimiento, y salud reproductiva. Como capacitadora, manejo 14 cooperativas en tres departamentos de Guatemala, y he visto grandes cambios en estas comunidades rurales. Estas mujeres van abriendo su mente, y cuando ellas están empoderadas, se meten, hacen cambios, y ahora van a tener una voz en su comunidad.
Vi este cambio en María, una artesana de Totonicapán. Cuando empezó con Mercado Global, María era muy tímida y no salía de su área de confort. Al participar en nuestro programa, se empezó a interesar mucho y llegó al puesto de ligereza y ser nuestra capacitadora en tejido. Con esta confianza, empezó a participar más en el desarrollo de su comunidad. Se fue a reuniones comunitarias de su comunidad en el grupo de líderes COCODE, el gobierno indígena local en su comunidad, y representó a su familia. Cada año cambian el grupo de líderes, y el próximo año, María se autonombró a juntar al COCODE. Me impresionó bastante, y ella me dijo que se dio cuenta que nosotras las mujeres somos capaces de hacer un cambio en la comunidad. Ahora María está haciendo exactamente esto como parte de su gobierno local.
El cambio que Mercado Global está haciendo es como una semilla de mostaza. Parece pequeño, pero cuando germina, los frutos son abundantes. Así es el impacto del involucramiento comunitario. Para tener un estado plurinacional es necesario que la democracia sea participativa, con representación de todos los pueblos, y esto empieza a nivel local.